EVANGELIO
Lc 15, 18
Tu
hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida.
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas 15, 1-3. 11-32
Todos
los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los
pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola:
“Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos
dijo a su padre:
“Padre, dame la parte de herencia que me
corresponde”. Y el padre les repartió sus bienes.
Pocos días después, el hijo menor recogió todo
lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida
inmoral.
Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha
miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones.
Entonces se puso al servicio de uno de los
habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él
hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero
nadie se las daba.
Entonces recapacitó y dijo: “¡Cuántos
jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de
hambre!” Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: “Padre, pequé contra
el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno
de tus jornaleros”.
Entonces partió y volvió a la casa de su padre.
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente,
corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.
El joven le dijo: “Padre, pequé contra el Cielo
y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus servidores: “Traigan
enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias
en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos,
porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue
encontrado”. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya
cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y
llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso.
Él le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu
padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo”.
Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió
para rogarle que entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo
sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un
cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha
vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el
ternero engordado!”
Pero el padre le dijo: “Hijo mío, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría,
porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y
ha sido encontrado””.